Puede ser que se nos escape algún detalle, pero, lo confesamos, somos incapaces de sentir temor ante la anunciada disolución de nuestras entidades urbanísticas. Porque su fin supondrá que la conservación de la parte pública de nuestras urbanizaciones será ¡por fin! responsabilidad exclusiva del Ayuntamiento, como debería ser desde hace muchos años. Y ni siquiera tendremos que renunciar, si son de nuestro agrado, a esos “otros servicios” de naturaleza no urbanística que nunca debieron ser contratados por nuestras entidades por ser impropios y exceder sus fines legales.
Y es que, si los vecinos queremos, una vez disueltas las entidades urbanísticas podremos tener el mismo número de conserjes (o más), las mismas fiestas (o más) y el resto de servicios extras con tan solo cambiar de figura jurídica, y convertir nuestras amortizadas EUCC’s en, por ejemplo, asociaciones de propietarios. Una figura con margen de maniobra para esas otras cosas y, a diferencia de las entidades urbanísticas, de pertenencia voluntaria. De forma que no se obliga a nadie que no quiera a sostener económicamente los servicios que otros sí desean tener. De lo más justo ¿no te parece?
Así que ojalá que, en 2024, con unas cuantas décadas de retraso, empiecen en Valdemorillo las disoluciones que los vecinos merecemos, y a las que nuestros gobernantes se han comprometido.
Porque el mal apaño de las EUCCs dura ya demasiado. Te recordamos que nacieron con la ley del Suelo de 1956, en un contexto, sobra decirlo, radicalmente distinto al actual. El legislador se propuso entonces descargar temporalmente a unos ayuntamientos famélicos de las obligaciones derivadas del mantenimiento de las nuevas urbanizaciones que se pudieran construir en sus términos municipales, hasta que llenaran la hucha con los IBIs de esas nuevas viviendas y se pudieran hacer cargo, como era y es su obligación. Desde entonces, ya ha llovido, y ha dado tiempo para que las arcas de Valdemorillo se hayan llenado, incluso varias veces, con los IBIs de sus urbanizaciones.
Hablamos de una figura tan lesiva con el ciudadano que no existe en Europa y que la mayoría de las comunidades autónomas está eliminando de sus leyes del suelo, o a la que imponen un tope temporal, por lo normal, de no más de cinco años. No es el caso aún de la Comunidad de Madrid, ni de la irreductible ‘aldea gala‘ de las entidades urbanísticas en la que se ha convertido Valdemorillo.
Y es que la pregunta, en nuestra opinión, no es si ahora el Ayuntamiento puede disolver o no las 14 entidades urbanísticas de Valdemorillo, sino más bien al contrario, si las puede mantener. Si tiene capacidad para controlarlas y tutelarlas, como es su obligación, o si tiene EUCCs por encima de sus posibilidades. Hasta ahora, no, no ha sido capaz de controlarlas o no ha tenido la voluntad política de hacerlo, por lo que estamos fuera de su radar para según qué cosas más de la mitad de la población censada en el pueblo.
Por si aún no sabes qué supone ser propietario de una vivienda en una entidad urbanística colaboradora de conservación, te hacemos un repaso. Si ese es tu caso, entonces:
- Perteneces ineludiblemente a una entidad de derecho público y de carácter administrativo dependiente de tu ayuntamiento, con el que está obligada a colaborar.
- Tu entidad urbanística de conservación, como su expresivo nombre indica, tiene como único fin el mantenimiento de las infraestructuras públicas de la urbanización, y sustituye al ayuntamiento en la prestación de servicios tan esenciales como el alumbrado o el alcantarillado.
- Para hacer frente a esa obligación, pagas una cuota que solo se diferencia de los impuestos en que se recauda para un fin y se debe emplear solo para ese fin, aunque no siempre se cumpla.
- Cierto, eres una especie de paria fiscal, condenado a pagar dos veces (impuestos municipales + cuota entidad) por los servicios municipales básicos.
- Ahí no acaban tus penas porque esa doble tributación, además de injusta, puede ser ineficaz, ya que algunas EUCCs no prestan los servicios de conservación que justifican su existencia (aunque se emplean con gusto en los que no tienen permitidos). Ahí va un ejemplo: hay entidades con un cuerpo de conserjes 24/7, pero sin personal de mantenimiento. ¡De locos!
- Estos servicios forman parte de los llamados ‘gastos impropios’, contra los que el Ayuntamiento acaba de resolver para intentar evitar que las entidades sigan recaudando para un fin y gastando para otro bien distinto (y no permitido).
- En cuanto a tu derecho a la información, puede que no te permitan consultar el libro de actas ni te informen de los acuerdos que adopta la junta rectora en tu nombre y con tu dinero. Pasa en alguna EUCC, pero tranquilo, al Consejo de Transparencia de la Asamblea de Madrid tampoco le parece bien, y acaba de emitir una resolución contundente contra estas prácticas, bajo amenaza de sanción.
Lo dejamos aquí, aunque podríamos seguir enumerando derivadas de la carga que supone ser miembro de una EUCC y de sus escasas, por no decir nulas, ventajas. E insistimos, que sepas que, pese a lo que puedas escuchar, si se disuelven las EUCCs nadie te va a privar de tu pista de pádel ni de tus conserjes. Incluso podrás tener fiestas. Con el requisito de que todo eso lo sostenga una asociación de vecinos o cualquier otro tipo organización que sea de recibo. Una condición que no cumple tu entidad urbanística, que está para lo que está.
Así las cosas, insistimos, ¿quién puede temer la disolución de las entidades urbanísticas? O, formulado de otra manera, ¿a quién le puede interesar su continuidad?


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