El ayuntamiento sabe (y hace saber) que es difícil perseguir a morosos y objetores de entidades urbanísticas
Una notificación de trámite de la Tesorería del ayuntamiento de Valdemorillo informaba el pasado mes de abril a una de sus entidades urbanísticas de que únicamente puede exigir por vía de apremio “las cuotas de conservación (…), no teniendo esta consideración los gastos impropios (…)«. Puede ser un misil en la línea de flotación de las EUCCs. O quedar en nada, ya veremos.
Pero lo cierto es que el ayuntamiento, en esa comunicación, viene a confesar que no puede perseguir las cuotas impagadas que contengan gastos impropios, que son de difícil digestión para el sistema de recaudación municipal al que tienen que recurrir necesariamente las entidades urbanísticas si quieren recuperar esas deudas.
La Tesorería, en este caso concreto, ha rechazado provisionalmente mandar los impagos de la entidad en cuestión a su servicio de recaudación debido a los gastos impropios —sí, de nuevo los dichosos gastos impropios— y a deficiencias en la documentación presentada. Aunque no es un punto final, ya que la entidad puede subsanar los defectos de su petición, es un punto y seguido esperanzador.
Para quienes tengan la tentación de pensar mal, diremos que no se trata de una decisión caprichosa de la tesorera ni del ayuntamiento, sino lo que manda la Ley del Suelo de la Comunidad de Madrid, que reserva la vía de apremio —insistimos, la única a la que pueden recurrir las entidades urbanísticas por su naturaleza administrativa— a las cuotas de conservación.
A las cuotas de conservación fetén, hay que añadir, las de verdad, no esas otras que, además de insultar la inteligencia de los miembros de la entidad, incluyen fiestas, clubs sociales o socorristas a los que se hace pasar por personal de mantenimiento [suponemos que por aquello de que el socorrista ha de ‘mantener’ a flote a los usuarios de la piscina].
Un dato relevante, en nuestra opinión, es que el escrito de Tesorería especifica que “quedan fuera de los gastos de conservación, entre otros, el agua suministrada a las parcelas particulares, los gastos de burofax y los intereses de demora establecidos en los Estatutos”. ¿Cómo te quedas? Los intereses de demora que fijan los estatutos de la entidad se consideran ‘gastos impropios’. Para que veas que los estatutos no son esa norma sagrada que resiste frente a viento y marea, como nos intentan hacer creer, ni la tabla de salvación para nuestras entidades caducas [por cierto, ¿quién quiere salvar a unos entes nacidos por y para cuidar del alumbrado o el alcantarillado en nombre del ayuntamiento? ¿A quién interesa? A nosotros, a los vecinos de a pie, seguro que no].
En cualquier caso, esta notificación de trámite de Tesorería nos da razones —no decimos que la razón— a quienes hemos dejado de financiar con nuestras cuotas un sistema, el de las entidades urbanísticas de conservación, que consideramos injusto en su derivada legal [porque nuestro ayuntamiento no debe trasladar indefinidamente a los vecinos de las EUCCs competencias que la ley le atribuye] e infumable en su derivada impropia [porque las juntas rectoras no deben cargarnos, además, servicios de naturaleza no urbanística].
El escrito, no obstante, despierta dudas, y no pocas. Porque de su redacción parece derivarse que el ayuntamiento traslada a la EUCC la potestad de determinar qué parte de los cargos que solicita perseguir al servicio de recaudación municipal es propia e impropia, lo que la convertiría en juez y parte y pulverizaría cualquier rastro de imparcialidad del proceso. No es difícil presuponer la respuesta de la EUCC al ayuntamiento: “todos nuestros gastos son propios; así que adelante, tesorera, con la persecución de los morosos”. Y si es el ayuntamiento quien finalmente determina la parte propia e impropia de la deuda, y solo exige la propia a los deudores, ¿se ha pensado cómo compensar a los miembros que hayan pagado religiosamente la cuota íntegra de la entidad?
No sé si estás de acuerdo con nosotros en que esta comunicación abre un debate de lo más interesante.
¡Gracias por leernos!
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